Los de Guardiola maniatan al Inter y alzan la ansiada ‘Orejona’ al cielo de Estambul
MADRID, 10 Jun. (EUROPA PRESS).- El Manchester City conquistó este sábado la primera Liga de Campeones de su historia gracias a una victoria agónica (1-0) sobre el Inter de Milán, abrochada con un único gol del centrocampista español Rodri Hernández mediada la segunda mitad de la final, disputada en el Estadio Olímpico Atatürk de Estambul (Turquía).
Esa diana de Rodri culminó el cuenta de hadas de los ‘citizens’ en esta larga temporada 2022/23, con Mundial de por medio. Alzando la ansiada ‘Orejona’ al cielo turco y completando un triplete de época, el técnico catalán Pep Guardiola dio a su club la gloria tras haber conquistado en semanas previas la Premier League y también la FA Cup.
La primera ocasión en el Atatürk estuvo en la bota izquierda de Bernardo Silva, que mandó fuera un disparo desde el lado derecho dentro del área, buscando la escuadra contraria. Pese al susto y al dominio que ejercía el Manchester City, el equipo ‘nerazzurro’ no se amedrentó y estiró sus líneas para merodear el arco de Ederson Moraes.
Fruto de ello, llegó un primer acercamiento de Lautaro Martínez que culminó en un tiro de Marcelo Brozovic muy por encima del travesaño ‘citizen’. Poco después, Ederson falló en una entrega con los pies y Nicolò Barella intentó una vaselina desde lejano, con el portero brasileño fuera de sitio.
Esas tímidas acciones sirvieron de preludio al primer zarpazo de Erling Haaland, aunque sin lograr el botín del gol. Corría el minuto 27 cuando el centrocampista belga Kevin De Bruyne filtró un pase a la carrera del ariete noruego, que ejecutó un zurdazo sin pulcritud mientras le encimaba un defensor del Inter.
André Onana, bien posicionado en su portería, repelió el balón con el cuerpo. El propio De Bruyne dio más trabajo al camerunés con un tiro desde la frontal, a media altura pero sin fuerza suficiente para incordiarlo. No obstante, le salió caro ese lance al Manchester City, ya que De Bruyne notó molestias musculares en su muslo derecho.
Aunque el talentoso mediapunta belga intentó seguir, con un par de pases después de ser atendido por el fisioterapeuta, Guardiola se vio obligado a sustituirlo por Phil Foden. Segunda vez que De Bruyne se lesiona en sus dos finales de Champions disputadas, pues en la de 2021 se fracturó huesos de la cara debido a un choque con Antonio Rüdiger.
La entrada de Foden al campo ralentizó el ritmo de la primera mitad, que hasta llegar al descanso solo vivió una ocasión más. A merced de un ataque deslavazado, el central suizo Manuel Akanji enganchó un zurdazo desde la corona del área y que se marchó alto. Poco que echarse a la boca por parte de ambos equipos, en un estadio aún expectante.
Un disparo de Hakan Çalhanoglu, demasiado centrado, fue el primer aviso del Inter al regreso de los vestuarios. Pero los dos equipos continuaban atenazados, conscientes de que un tropiezo podía ser una losa pesada, y los minutos transcurrían entre nervios. En ese contexto, un fallo de Akanji al medir un pase de Silva tensó el partido.
Atento a ese error, Lautaro sí corrió hacia el balón, ya dentro del área y escorado en la banda izquierda. Ederson salió a sus pies, le achicó espacios y el delantero argentino definió con un disparo sin mucho ángulo; el guardameta brasileño, casi encima del ’10’ interista, logró que la pelota rebotase en su pecho y desbaratase la acción.
FALLOS DE AKANJI, GOL DE RODRI Y PARADAS DE EDERSON
La respuesta estuvo en un cabezazo de Rúben Dias tras una jugada ensayada a balón parado, a centro de Ilkay Gündogan. A pesar de que el testarazo del defensa portugués no entrañó amenaza, sí que zarandeó el encuentro. Fue entonces cuando Rodri Hernández abrió el marcador, en el 68′, con un derechazo a media altura y que dibujó una bonita ruta.
Desde la banda derecha, Akanji subió el balón y lo filtró raso a Silva, que apuró la línea de fondo para centrar hacia atrás; ahí emergió la figura de Rodri, capital en cada esquema de Guardiola, efectuando su tiro con la rosquita justa para esquivar en su trayectoria a Matteo Darmian y a Çalhanoglu.
El Inter no encajó mal el golpe y rozó el empate por obra de Federico Dimarco. Tras un barullo, Denzel Dumfries prolongó también de cabeza hacia delante. Akanji se ‘comió’ el bote y Dimarco remató con la testa, pero la pelota se estrelló en el larguero tras superar a Ederson por alto; volvió a cabecear el rechace, aunque rebotó en un compañero.
Ese compañero era el delantero belga Romelu Lukaku, que minutos antes había reemplazado a un Edin Dzeko sin colmillo alguno. El duelo ya entró en una nueva marcha, más acelerado y con el Manchester City cerca del segundo gol. Foden desperdició una gran ocasión en el minuto 78, con pasillo libre hasta plantarse delante de Onana.
Le había generado ese hueco Haaland involuntariamente, a raíz de un forcejeo. Pero el portero camerunés despejó bien el disparo de Foden, que había sido al cuerpo en vez de cruzado. Los pupilos de Simone Inzaghi apuraron los minutos finales en busca de un tanto que mandase todo a la prórroga, y casi lo hallaron en un cabezazo de Lukaku.
Otro hombre de refresco, el alemán Robin Gosens, le ganó un salto al bajito Silva en un lateral y su prolongación en el 89′ valió como asistencia a Lukaku. A la espalda de Akanji, el corpulento ariete belga cabeceó casi sin esperárselo y Ederson repelió la pelota con su rodilla izquierda. De milagro, Rúben Dias no marcó un autogol en el rechace.
Con el tiempo añadido ya cumplido, el árbitro Szymon Marciniak dejó sacar al Inter un último saque de esquina. Onana subió a ‘rascar’ lo que fuera, en un maremágnum de futbolistas donde Gosens cabeceó desde el primer poste y puso en serios aprietos a Ederson. No obstante, el arquero brasileño despejó ese balón y también los sueños ‘nerazzurri’.