Unos 8.000 militares participan en un desfile eclipsado en días previos por el supuesto ataque con drones sobre el Kremlin
MADRID, 9 May. (EUROPA PRESS).- El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha denunciado que el país es víctima de una «verdadera guerra» y ha echado en cara a Occidente que haya «olvidado» quién derrotó a las tropas nazis en la Segunda Guerra Mundial, dentro de un esperado discurso en la plaza Roja de Moscú con motivo precisamente del Día de la Victoria.
«Se está librando una verdadera guerra contra nuestra patria», ha dicho Putin, que ha vuelto a denunciar el «odio» y la «rusofobia» de Occidente frente a una Rusia que, según sus propias palabras, quiere un «futuro pacífico» pero está dispuesta a hacer lo que sea necesario para «proteger» el país y a los habitantes de las zonas anexionadas en el sur de Ucrania.
El mandatario ha rendido homenaje a los «héroes» de las Fuerzas Armadas y se ha declarado orgulloso por la labor de estos efectivos durante la «operación militar especial», el eufemismo con el Kremlin ha bautizado la invasión lanzada sobre Ucrania en febrero de 2022 y que ha sobrevolado tanto los preparativos de los actos de este martes como el discurso de Putin.
El presidente, rodeado principalmente de líderes políticos de países aliados de Asia central, no ha dudado en cargar de nuevo contra las «élites globalistas occidentales» que reivindican su «exclusividad» política y «provocan conflictos sangrientos y golpes de Estado». «La civilización está en un punto de inflexión decisivo», ha proclamado.
Al término del desfile, Putin ha acudido a depositar una ofrenda ante la tumba al soldado desconocido, junto a otros homólogos como el bielorruso Alexander Lukashenko, pieza clave en el terreno político y militar desde el inicio de la ofensiva sobre Ucrania hace más de catorce meses.
PROBLEMAS DE SEGURIDAD
Unos 8.000 efectivos han participado en el desfile de este año, 530 de ellos militares que han participado en la ofensiva en Ucrania, según datos recogidos por las agencias oficiales rusas. En la tribuna, también estaban presentes el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y los principales mandos de las Fuerzas Armadas, señalados en estos últimos días por el Grupo Wagner, cuyos mercenarios también participan en la invasión.
Los actos se han replicado en otras ciudades, como San Petersburgo –con unos 4.000 uniformados en este caso–, pero al contrario que en años anteriores no ha habido convocatorias generalizadas por motivos de seguridad. Alrededor de una veintena de localidades han cancelado su propio desfile, si bien en el Kremlin se ha insistido en estos últimos días en que el de Moscú seguiría adelante y contaría, además, con la presencia de Putin.
Todo ello pese a que la semana pasada las autoridades rusas denunciaron un ataque con drones sobre el Kremlin –aledaño a la plaza Roja– del que culparon directamente a Ucrania, señalando también como supuesto ‘cerebro’ a Estados Unidos. Según Moscú, el objetivo de este ataque era matar al presidente ruso.
El desfile por el Día de la Victoria ha servido históricamente para mostrar parte del poder militar de Rusia, aunque en la edición de este año no ha habido exhibición aérea ni tampoco una muestra masiva de tanques. De hecho, sólo ha cruzado la céntrica plaza moscovita un único tanque T-34, fabricado precisamente en tiempos de la Segunda Guerra Mundial.
Sí ha habido carros blindados, así como sistemas de defensa antiaérea S-400 y misiles intercontinentales tipo Yars.