MADRID, 20 Jun. (EUROPA PRESS).- La Guardia Costera de Estados Unidos ha alertado este martes de que los cinco pasajeros a bordo del submarino de la empresa OceanGate Expeditions que desapareció el domingo durante una inmersión para visitar los restos del ‘Titanic’ solo tienen 40 horas de oxígeno disponibles.
El capitán Jamie Frederick ha señalado en rueda de prensa que todavía no hay pistas de la ubicación del sumergible, en el que se encuentran el empresario británico Hamish Harding, el aventurero francés Paul-Henry Nargeolet, el magnate de origen paquistaní Shahzada Dawood, residente en Reino Unido, y su hijo, Suleman, y el consejero delegado de OceanGate, Stockton Rush.
Frederick ha explicado que las labores de búsqueda se están llevando a cabo en coordinación con otras agencias, incluyendo la Marina estadounidense y la Guardia Costera de Canadá. «La Guardia Costera no tiene toda la experiencia y el equipo que necesita, por lo que están pidiendo ayuda a otras agencias y países», ha agregado, según ha informado la cadena CNN.
En este sentido, el Gobierno francés ha confirmado este mismo martes que, a petición de las autoridades estadounidenses, enviará un barco, el ‘Atalante’, para ayudar en la búsqueda del aparato. Otras embarcaciones privadas están realizando preparativos para involucrarse en las labores de búsqueda.
Frederick ha explicado que, por el momento, el operativo ha rastreado un total de 76.000 millas cuadradas, un área mayor que el estado de Connecticut. Asimismo, ha precisado que un vehículo operado por control remoto realizará una inmersión en la última ubicación conocida del submarino.
El sumergible desapareció a unos 700 kilómetros de la costa de Newfoundland, sin que por el momento se tengan pistas sobre su paradero. Perdió el contacto con la superficie menos de dos horas después de iniciar la inmersión y los expertos estiman que el oxígeno a bordo puede durar hasta 96 horas, en el mejor de los escenarios planteados en las últimas horas.
El transatlántico de lujo ‘Titanic’ se encuentra a unos 600 kilómetros de la costa de Newfoundland, en Canadá, a una profundidad de 3.800 metros bajo la superficie marina. Su naufragio se produjo en 1912 y se saldó con más de 1.500 fallecidos, aunque los restos del pecio no fueron localizados hasta 1985.