MADRID, 23 Oct. (EUROPA PRESS).- Los resultados de las elecciones presidenciales en Argentina han dejado fuera de la segunda vuelta a Juntos por el Cambio, estandarte de la derecha tradicional y abocado ahora a elegir para la ronda final entre dos figuras que siempre han considerado una amenaza: el peronista Sergio Massa simboliza para los conservadores todos los males del kirchnerismo y el ultraderechista Javier Milei representa una amenaza a futuro si logra consolidarse como abanderado del cambio.
Las elecciones primarias de agosto habían dibujado un triple empate entre las tres principales fuerzas, pero finalmente la balanza se ha inclinado con claridad del lado de Massa, de Unión por la Patria, y Milei, de La Libertad Avanza (LLA), que obtuvieron el 36 y el 30 por ciento de los votos, respectivamente, y se enfrentarán el 19 de noviembre por ver quién recibe las llaves de la Casa Rosada.
La tercera en discordia, la candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, quedó por debajo del 24 por ciento. «Nuestra causa va más allá de un momento electoral y de un momento de derrota», declaró, aunque lo cierto es que a corto plazo ya han surgido voces que reclaman un posicionamiento claro para la segunda y definitiva ronda electoral.
Massa, que ha hecho una campaña completamente al margen de la figura del actual presidente argentino, Alberto Fernández, incluso sin mencionarlo en su primer discurso tras el cierre de las urnas, ha tendido la mano a los votantes del Frente de Izquierda (FIT) y de Hacemos por Nuestro País (HxNP) y ha expresado su deseo de formar un «gobierno de unidad». Quiere convocar «a los mejores, sin importar su fuerza política, no sobre la base de acuerdos partitocráticos».
El actual ministro de Economía ha evitado apelar al bando de Bullrich, al que en cambio sí se ha dirigido Milei: «La elección que tenemos por delante es muy clara, o cambiamos o nos hundimos». «Estoy dispuesto a barajar y dar de nuevo para terminar con el kirchnerismo», ha dicho, en un llamamiento a «trabajar juntos» frente a lo que ha descrito como «una organización criminal».
Entre los dirigentes a los que se mira ahora con lupa figura el expresidente Mauricio Macri, que compareció junto a Bullrich y aspira ahora a reunirse con otros miembros de su partido para tratar de tomar alguna decisión, según fuentes citadas por el diario ‘Clarín’. Macri comparte algunas de las tesis de Milei y no oculta su animadversión hacia Massa, pero a estas alturas parece difícil un mensaje común.
Macri, de hecho, ya sugirió en campaña que en caso de que Milei ganase las elecciones la bancada conservadora debía apoyar las reformas que fuesen «razonables» para superar el «sistema tramposo», unas declaraciones de las que Bullrich se vio obligada a salir al paso dejando claro que no era el momento de entrar en disquisiciones sobre lo que podía ocurrir a futuro.
Por su parte, el alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, de Juntos por el Cambio, está considerado un amigo de Massa y el histórico dirigente Facundo Suárez Lastra ha dejado claro en redes sociales que «hay que empezar de nuevo». «No cuenten conmigo para votar a Milei», ha proclamado.