MADRID, 5 Jun. (EUROPA PRESS).- Aparece en la camiseta de la selección francesa de fútbol, también en sellos, restaurantes, banderas… el gallo es un símbolo nacional para los franceses, aunque como muchos otros símbolos o expresiones populares su signifcado se pierde en el inicio de los tiempos y muchos de los que lo llevan con orgullo no saben de dónde viene.
La explicación más aceptada tiene que ver con cómo se dice en Latín gallo: «gallus». En la época de Roma, la región que ahora ocupa Francia se llamaba Galiia, «Gallia» en Latín. Se convirtió en un juego de palabras muy popular para los romanos referirse a los ‘bárbaros’ que habitaban esa región como ‘gallos’, debido a que tango galos como gallos suenan igual en Latín, «gallus’.
Según explica el portal Geo, los poetas romanos disfrutaban haciendo un juego de palabras asociando al animal con los habitantes de la Galia y personajes tan ilustres como Julio César compararon a los galos con gallos. Que lio hicieran como burla o como muestra de admiración es algo ya más difícil de saber.
De acuerdo al Ministerio de Asuntos exteriores francés, que trata este tema en una de sus webs, el símbolo desapareció con el imperio romano y fue olvidado en la alta Edad Media, pero vuelven a encontrarse referencia a los ‘gallos’ para referirse a los habitantes de Francia en textos de Alemania en el siglo XIV.
El símbolo debió popularizarse esos años porque ya en el siglo XVI, el gallo acompaña a veces al rey de Francia en grabados, monedas, etc. La Revolución Francesa hizo suyo el símbolo, con un gallo encima de un cañón como emblema que figura en platos y en el sello del Directorio.
Napoleón no estaba tan de acuerdo y rechazo usarlo como emblema porque «el gallo no tiene fuerzas, no puede ser la imagen de un imperio como Francia». Igualmente fue desdeñado por Napoleón III, pero para la llegada de la III República ya se había convertido en todo un símbolo nacional y adornaba las rejas del parque del palacio del Elíseo.
Aunque la República Francesa prefiere actualmente el símbolo de Mariana, el gallo sigue figurando en el sello de Estado, que es el de la Segunda República. Se utiliza sobre todo en el extranjero para evocar a Francia, sobre todo como emblema deportivo.