MADRID, 19 Dic. (EUROPA PRESS). – Las extinciones en cascada son inevitables a corto plazo y la Tierra perderá alrededor del 10% de sus animales y plantas en 2050, cifra que aumentará hasta el 27% en 2100.
Es lo que muestra una nueva herramienta desarrollada por científicos europeos y australianos que permite modelizar sin precedentes la pérdida interconectada de especies, y cuyos resultados publica la revista Science Advances.
Utilizando uno de los superordenadores más potentes de Europa, el Dr. Giovanni Strona, científico de la Comisión Europea y también de la Universidad de Helsinki, y el profesor Corey Bradshaw, de la Universidad Flinders, utilizaron la herramienta para crear Tierras sintéticas con especies virtuales y más de 15.000 redes alimentarias para predecir el destino interconectado de las especies que probablemente desaparecerán por los estragos del cambio climático y del uso del suelo.
La herramienta presenta una sombría predicción del futuro de la diversidad global, confirmando sin lugar a dudas que el mundo se encuentra inmerso en su sexto evento de extinción masiva.
Los dos científicos afirman que los enfoques anteriores para evaluar las trayectorias de extinción durante el próximo siglo se han visto obstaculizados por no incorporar las coextinciones, es decir, las especies que se extinguen porque otras especies de las que dependen sucumben al cambio climático y/o a los cambios en el paisaje.
«Pensemos en una especie depredadora que pierde a su presa debido al cambio climático. La pérdida de la especie presa es una ‘extinción primaria’ porque sucumbió directamente a una perturbación. Pero sin nada que comer, su depredador también se extinguirá (una «coextinción»). O imaginemos que un parásito pierde a su huésped debido a la deforestación, o que una planta en flor pierde a sus polinizadores porque hace demasiado calor. Todas las especies dependen de alguna manera de otras», afirma en un comunicado el profesor Bradshaw.
Hasta ahora, los investigadores no habían sido capaces de interconectar especies a escala mundial para estimar cuántas pérdidas adicionales se producirán por coextinciones. Aunque hay muchos análisis excelentes que examinan distintos aspectos de las extinciones, como los efectos directos del cambio climático y la pérdida de hábitats en el destino de las especies, estos aspectos no están necesariamente unidos de forma realista para poder predecir la escala de las cascadas de extinción.
La solución de Strona y Bradshaw a este problema consistió en construir una enorme Tierra virtual de redes de especies interconectadas y vinculadas por quién se come a quién, y luego aplicar al sistema los cambios climáticos y de uso del suelo para fundamentar las proyecciones futuras.
Las especies virtuales también podrían recolonizar nuevas regiones a medida que cambiara el clima, adaptarse en cierta medida a las condiciones cambiantes, extinguirse directamente a causa del cambio global o caer víctimas de una cascada de extinción.
«Esencialmente, hemos poblado un mundo virtual desde cero y cartografiado el destino resultante de miles de especies de todo el planeta para determinar la probabilidad de puntos de inflexión en el mundo real», explica el doctor Strona.
«Después podemos evaluar la adaptación a distintos escenarios climáticos e interrelacionarla con otros factores para predecir un patrón de coextinciones».
«Realizando muchas simulaciones en tres escenarios climáticos principales hasta 2050 y 2100 -las llamadas Vías Socioeconómicas Compartidas (SSP) del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC)-, demostramos que en 2100 habrá hasta un 34% más de coextinciones en general de las que se prevén sólo por efectos directos», afirma Strona.
El profesor Bradshaw dice que aún más aterrador es que las coextinciones elevarán la tasa total de extinción de las especies más vulnerables hasta un 184% a finales de siglo.
«Este estudio es único, porque tiene en cuenta también el efecto secundario sobre la biodiversidad, estimando el efecto de la extinción de especies en las redes alimentarias locales más allá de los efectos directos. Los resultados demuestran que las interrelaciones dentro de las redes alimentarias empeoran la pérdida de biodiversidad, hasta una tasa prevista de hasta el 184% para las especies más susceptibles en los próximos 75 años.
«Comparado con los enfoques tradicionales de predicción de extinciones, nuestro modelo ofrece una visión detallada de la variación en los patrones de diversidad de especies que responden a la interacción del clima, el uso del suelo y las interacciones ecológicas». Los niños nacidos hoy que vivan hasta los 70 años pueden esperar presenciar la desaparición de literalmente miles de especies vegetales y animales, desde las orquídeas más diminutas y los insectos más pequeños hasta animales emblemáticos como el elefante y el koala… todo ello en una sola vida humana», afirma el profesor Bradshaw.
«El modelo produce redes estructuradas de forma realista y una distribución regional plausible de las masas corporales de las especies, lo que refleja las pruebas del mundo real y valida nuestro planteamiento. Evaluamos mensualmente los efectos del clima y el uso del suelo simulados desde 2010 hasta 2100 para la extinción de especies, sin dejar lugar a dudas de que en todos los escenarios el cambio climático es directamente responsable de la mayoría de las extinciones primarias y coextinciones», afirma Strona.
El profesor Bradshaw explica que, a pesar de la apreciación general de que el cambio climático es actualmente uno de los principales causantes de las extinciones a escala mundial, el nuevo análisis demuestra claramente que hasta ahora hemos subestimado sus verdaderos efectos sobre la diversidad de la vida en la Tierra. Sin grandes cambios en la sociedad humana, nos arriesgamos a perder gran parte de lo que sustenta la vida en nuestro planeta.