MADRID, 11 Oct (EUROPA PRESS).- La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, el presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, y los responsables de Economía y del Banco de Marruecos, Nadia Fettah y Abdellatif Jouahri, respectivamente, han defendido este miércoles los llamados ‘cuatro principios de Marrakech’ como fórmula para «proteger la prosperidad futura y acabar con la pobreza extrema».
El primero de estos pilares aboga por un crecimiento «inclusivo y sostenible» que se plasme en reformas estructurales a nivel de gobernanza, estado de Derecho y legislación para atraer inversiones y generar puestos de trabajo.
Además, defiende la «movilización de recursos propios» junto al esfuerzo de los países donantes y la inversión extranjera directa para diversificar los recursos disponibles de los estados y atajar también la inseguridad alimentaria y energética.
Por otro lado, los organismos de Bretton Woods propugnan una mayor resiliencia mediante el refuerzo de las organizaciones internacionales ya existentes, la profundización de políticas macroeconómicas que huyan de externalidades negativas para otras naciones, la racionalización de la deuda pública o la consolidación de las cadenas de suministros. Igualmente, el texto defiende la mitigación de los riesgos climáticos.
En este sentido, el FMI y el Banco Mundial apoyan las reformas que transformen el tejido económico, productivo y tecnológico, aceleren la transición energética y promuevan un acceso a educación de calidad e igualitaria.
En cuanto a la cooperación global, la potenciación del sistema monetario internacional y de un entorno comercial abierto, transparente y basado en reglas se revelan esenciales para afrontar los desafíos futuros, según FMI y el Banco Mundial.
RETOS MUNDIALES
Los efectos de crisis recientes, como la pandemia o la guerra de Ucrania, ha provocado que muchos países estén lidiando con altas tasas de inflación y deuda o tengan dificultades para financiar los servicios públicos más básicos, la construcción de infraestructuras o la lucha contra el cambio climático y la pobreza.
«El mundo se ha vuelto más propenso a ‘shocks’, con riesgos al alza para el crecimiento, el desarrollo, el empleo o el bienestar social que amplifican las desigualdades entre países y dentro de los mismos», ha elaborado el texto.
Asimismo, el documento ha señalado que los mercados emergentes y los países en desarrollo se han visto «especialmente afectados», al tiempo que la brecha de ingresos con los países ricos «se ha agrandado aún más», por lo que la meta de eliminación de la pobreza extrema para 2030 no tiene visos de alcanzarse.