MADRID, 10 Abr. (EUROPA PRESS).- El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha avisado este miércoles de que el crecimiento económico mundial podría ralentizarse hasta el 2,8% para 2029, esto es un punto porcentual por debajo de la media prepandémica entre los años 2010-2019, de no acometerse reformas de calado o adoptarse de nuevas tecnologías que mejoren la productividad, según ha revelado en su informe del Capítulo 3 sobre las ‘Perspectivas económicas mundiales’.
El documento publicado refleja que, aunque la economía mundial ha demostrado una «notable resistencia» a las recientes «perturbaciones», las estimaciones de cara al futuro se han ido revisado sistemáticamente a la baja desde la crisis de 2008-2009 por la ralentización de los países avanzados a comienzos de la década de los 2000 y de las naciones emergentes y en desarrollo tras 2008.
En ambos casos, los cambios en el crecimiento de la productividad total de los factores (TFP, por sus siglas en inglés) han desviado «significativamente» a la baja el crecimiento global, explicando más de la mitad del descenso en las economías avanzadas y emergentes y casi todo la disminución en los países de renta baja.
«Esta desaceleración se debió, en parte, a una creciente asignación inadecuada del capital y mano de obra entre empresas de distintos sectores. La caída generalizada de la formación de capital privado tras la crisis y el menor crecimiento de la población en edad de trabajar en las principales economías exacerbaron la desaceleración», señala la institución.
Estas dinámicas ponen en jaque no solo la posibilidad de mejorar el nivel de vida de la población, sino que amenaza con revertirlo, así como acrecentar una brecha de crecimiento entre los países pobres y ricos que limite la convergencia de ingresos de los primeros con los últimos.
Al mismo tiempo, la demografía ha pasado a desempeñar un papel en la desaceleración, puesto que el crecimiento de la oferta laboral será para 2030 del 0,3%, menos de un tercio de la media prepandémica.
El FMI ha recordado que un escenario persistente de bajo crecimiento, combinado con unos tipos de interés elevados, podría poner en riesgo la sostenibilidad de la deuda, lo que, a su vez, restringiría la capacidad de los gobiernos para contrarrestar las desaceleraciones económicas e invertir en iniciativas de bienestar social o en la ‘transición verde’.
En consecuencia, las expectativas de un crecimiento débil podrían desalentar la inversión en capital y tecnologías, lo que posiblemente retroalimentaría aun más dicha desaceleración.
El organismo multilateral indica que existe la «necesidad urgente» de adoptar políticas y reformas estructurales que hagan repuntar el crecimiento mediante una asignación de los capitales y mano de obra hacia las compañías más competitivas, la mejora de la participación de la fuerza laboral y el aprovechamiento del potencial de la inteligencia artificial (IA).
En el caso de la asignación ineficiente, aunque esta pueda agravarse temporalmente durante los ‘shocks’ macroeconómicos, dos tercios de la misma pueden atribuirse a factores estructurales, por lo que las políticas adecuadas podrían encauzar un crecimiento de la productividad.
En este sentido, el análisis del FMI sugiere que la adopción de medidas políticas específicas para mejorar la competencia en los mercados, la apertura comercial, el acceso financiero y la flexibilidad del mercado laboral podrían elevar el crecimiento mundial en, aproximadamente, 1,2 puntos porcentuales de aquí a 2030.
Después, el potencial de la IA para impulsar la productividad laboral es «altamente incierto», pero «potencialmente sustancial». Este posiblemente podría añadir hasta 0,8 puntos porcentuales al crecimiento mundial, dependiendo de su adopción y su impacto en el mercado laboral.
El FMI ha insistido en que las reformas son «críticas» dados los altos niveles de deuda pública y de fragmentación geoeconómica que amenazan con condicionar aún más el PIB a la baja en caso de no actuar.