Los de Ancelotti lucharán por su octavo título en el torneo con el Al Hilal, gracias a los goles de Vinicius, Valverde, Rodrygo y Arribas
MADRID, 8 Feb. (EUROPA PRESS).- El Real Madrid tuvo que sudar para confirmar su favoritismo (1-4) ante el Al Ahly egipcio en la segunda semifinal del Mundial de Clubes de la FIFA celebrada este miércoles en Marruecos y se enfrentará al Al Hilal saudí en la final del próximo sábado, gracias al tanto de Vinicius al filo del descanso y a los goles de Valverde, Rodrygo y Arribas en la segunda parte.
El equipo de Carlo Ancelotti, con muchas bajas, se dio una alegría necesaria para dejar atrás las dudas y la desconfianza que dominan sus actuaciones más recientes en LaLiga Santander ante un conjunto africano sin complejos que plantó más batalla de la esperada, pero al que le condenaron los errores defensivos.
El tanto del brasileño al final de la primera parte y el del uruguayo al comienzo de la segunda dieron una paz que no fue total para doblegar al campeón africano, que sufrió la estocada final con los tantos de Rodrygo y Arribas en el descuento. El empeño de los egipcios llegó a meter el miedo en el cuerpo con el tanto de penalti de Maaloul para el 1-2, pero la eficacia blanca fue demasiado lastre para un conjunto africano que compitió por momentos.
En el estadio Príncipe Moulay Abdellah de Rabat, la superioridad del siete veces campeón del torneo no tardó en hacerse notar a través del dominio del balón. Ancelotti recuperó su centro del campo titular con Modric, Kroos y Tchouaméni, dándole un mayor control al juego. Aún así, el entramado defensivo y ofensivo de los africanos llegó a poner en apuros a un Real Madrid al que le costó llegar.
Sherif tuvo la primera ocasión clara del partido, pero no llegó a finalizar bien la contra, e incluso Abdelmonen volvió a amenazar la portería blanca con un remate de cabeza que se marchó fuera por poco. En este intercambio de golpes le tocó el turno al conjunto madridista, primero con Vinicius fallando en el mano a mano, para después estrellar Rodrygo el balón en el palo.
Partido de ida y vuelta que incluso obligó a Lunin a intervenir en más de una ocasión con alguna parada de mérito. Sin embargo, cuando la primera parte llegaba a su fin apareció Vinicius para adelantar a los suyos y acabar con el suspense. El delantero brasileño se aprovechó de un error defensivo de los egipcios para quedarse solo en el área y definir con una vaselina ante El Shenawy.
Los egipcios aprovecharon el descanso para recargar las pilas y volver al terreno de juego con ganas de más. Sin embargo, ese ímpetu lo acabaron pagando caro en los primeros instantes de la segunda mitad, cuando en uno de sus ataques, los blancos se aprovecharon a la contra. Valverde recogió un rechace de El Shenawy a un tiro de Rodrygo para anotar el segundo y abrir distancia. El uruguayo llegó desde atrás y tras recortar a un defensor definió con la portería prácticamente vacía.
Aunque el dominio de los blancos parecía claro, el empeño de los africanos volvió a meterles de lleno en el partido cumplida la hora de juego. Camavinga derribó dentro del área a El Shatat y Maaloul no falló desde los once metros, poco después de que Vinicius reclamara también un penalti en el otro área. Golpe anímico para los de Carlo Ancelotti que a partir de ahí empezaron a sufrir más de la cuenta ante las acometidas del Al ahly.
Los de Marcel Koller, que vieron un filón en la banda izquierda de Camavinga, no dejaron de intentarlo, obligando a Lunin a tirar de reflejos para evitar el empate. Aún así, cuando mejor estaban los egipcios, el VAR avisó al colegiado de una falta a Vinicius dentro del área que no dudó en señalar penalti. Aunque Modric no consiguió engañar a El Shenawy, Rodrygo enmendó el error del ’10’ poco después con el 1-3.
El brasileño y Ceballos combinaron a la perfección en el interior del área para que el carioca terminara picándosela al portero tras un espectacular taconazo del español. Pero no quedó ahí la cosa, en la siguiente jugada el recién incorporado Sergio Arribas firmó la sentencia. El joven canterano mandó a guardar el primer balón que tocó con un disparo cruzado pegado al palo ante el que poco o nada pudo hacer el meta africano, resignado ante el aluvión final de los madridistas.