MADRID, 3 Feb. (EUROPA PRESS). – Las acusaciones de los gobiernos de Estados Unidos y Canadá sobre la presencia de un supuesto globo espía chino en sus respectivos territorios ha puesto de nuevo de actualidad un sistema para recabar información de Inteligencia que se resiste a desaparecer frente a estrategias más modernas y menos invasivas como la utilización de satélites.
El primer uso de globos aerostáticos para fines militares del que se tiene constancia data de 1794, durante las guerras revolucionarias francesas, y a Estados Unidos llegaron en el siguiente siglo, coincidiendo la Guerra de Secesión. Podían alcanzar los mil pies de altitud –algo más de 300 metros– y servían para tareas de observación, como consta en un informe histórico del Servicio de Parques Nacionales estadounidense.
Por entonces se consideraban herramientas baratas, discretas y prácticamente inalcanzables desde tierra, aunque su verdadera explosión llegó ya en el siglo XX, durante la Primera Guerra Mundial, y también en etapas como la Guerra Fría, cuando el pulso político que libraron la Unión Soviética y Estados Unidos se extendió también al ámbito de la Inteligencia y el progreso tecnológico favorecía la ausencia de tripulación.
La utilización de satélites dejó en parte obsoletos a los globos, pero su uso habría resurgido. De hecho, el Departamento de Defensa estadounidense también habría aumentado en su etapa más reciente la inversión en este tipo de sistemas, como señaló el portal de noticias Politico en 2022.
El analista Peter Layton, del Griffith Asia Institute de Australia, explica que la miniaturización de equipos tecnológicos fomenta el uso de globos, que al pesar menos «pueden ser más pequeños, más baratos y más fáciles de lanzar» que los satélites, informa la cadena CNN.
Otro experto, Blake Herzinger, del American Enterprise Institute, apunta además que este tipo de sistemas deja poco rastro, lo que por tanto dificulta su rastreo. Los satélites son en contra más predecibles, ya que dependen de seguir una misma órbita.
Frente a los satélites, los globos ofrecen la ventaja de concentrarse en un mismo territorio durante más tiempo y, al situarse dentro de la atmósfera terrestre, tienen otro tipo de alcance. De hecho, Layton apunta como hipótesis que el último globo detectado en Estados Unidos pudiese estar recabando información sobre sistemas de comunicación y radares, inaccesibles desde el espacio.
Según el Pentágono, el supuesto globo chino sobrevoló Montana a más de 40.000 pies –unos 12.000 metros– y no supuso ningún riesgo para la población ni para la navegación aérea. Las autoridades no han dado detalles sobre las características técnicas del globo, aunque su tamaño sí habría desaconsejado cualquier posible derribo por la posibilidad de una lluvia de restos sobre zonas pobladas, informa la agencia Bloomberg.